jueves, 12 de agosto de 2010

Cómo conservar el amor - personalidad del amor

1.- Mantener un buen nivel de comunicación

El amor no puede sostenerse ni crecer si no existe una buena comunicación entre los dos miembros de la pareja.

Para conseguirla hay que tener suficientes ratos de intimidad donde la conversación se pueda desarrollar sin que sea interrumpida por el teléfono, la radio, la televisión, ni por terceras personas.

Un buen nivel de comunicación exige saber escuchar al otro, demostrar interés por lo que dice, continuar la conversación siguiendo el hilo conductor de lo anteriormente expuesto, y no solamente oír al otro sin interrumpirle para después continuar hablando de un asunto que no guarda relación con lo anterior.

Es fundamental para el amor que la comunicación incluya, al menos de cuando en cuando, aspectos emocionales. Resulta necesario hablar de los propios sentimientos, facilitando así la comprensión de los mismos por parte del otro. El mutuo conocimiento a nivel emocional es esencial para el intercambio afectivo del que se nutre toda relación amorosa.

2.-No descuidar las formas en lo que se dice y en lo que se hace.


Muchas disputas y conflictos vienen provocados, más que por lo que se dice , por el modo en que se dice. Cada comportamiento, cada palabra, cada gesto va irremediablemente acompañado de una expresión emocional que puede tener una carga afectuosa o, por el contrario, agresiva. Hasta el silencio puede resultar fuertemente despectivo o agresivo.
El tono de la voz, una mueca, el modo de mirar y de sonreír están repletos de significado emocional, pudiendo modificar radicalmente el contenido concreta de lo que se dice o hace , provocar la aproximación o el alejamiento afectivo de la pareja.
Una cuestión verdaderamente primordial es la de evitar cualquier falta de respeto. Esto da lugar invariablemente a que el otro se comporte de modo similar, y la pareja se pierde el respeto mutuamente. A partir de ahí se sucederán periódicamente situaciones similares que deteriorarán profundamente la relación hasta hacerla completamente irrecuperable, ya que se ha socavado no solamente la dignidad de las personas, sino también la dignidad de la propia relación de pareja.

3.- Evitar círculos viciosos emocionales

En términos generales , recogemos del otro la demostración afectiva que le demostramos. Una demostración de afecto facilita la reciprocidad afectiva, salvo cuando resulta excesiva y agobiante, pudiendo entonces ocasionar rechazo. Toda demostración agresiva o de irritabilidad provoca a su vez agresividad en el otro o, en el mejor de los casos, distanciamiento.
Si la agresividad de uno genera agresividad en el otro, esta aumentará más la agresividad del primero, cerrándose un circulo vicioso por el cual dicha agresividad puede alcanzar cotas desproporcionadas y desorbitadas. Por esto hay que estar alerta para evitar caer con nuestros comportamientos en estos círculos viciosos emocionales que tan nocivos resultan en la relación amorosa.
Para romper esta dinámica hay que mostrar la del otro. Por ejemplo, si uno llega excitado y nervioso hay que evitar que trasmita este estado, para lo cual, conviene tomar una actitud particularmente serena y tranquila o pedir ayuda a la pareja para ayudarle a tranquilizarse. De este modo, la pareja sirve de compensación y freno para los desórdenes emocionales en lugar de verse alterada por éstos.

4.- Tener sentido de la oportunidad.

Muchos asuntos salen mal porque no se plantean en el momento oportuno. Hay personas realmente inoportunas que eligen el momento más inadecuado para casi todo. De esta manera hacen la vida incómoda a quienes conviven con ellos y consiguen que todo resulte más complicado y difícil para ellos mismos.
La inoportunidad , cuando es una característica de la personalidad, puede deberse a una dificultad personal para saber encontrar el momento mas adecuado para cada cosa. Puede ser una mezcla de falta de intuición, de desconocimiento del otro y de escasa perspicacia psicológica. Sin embargo en la mayor parte de los casos no es así.
Las personas inoportunas lo suelen ser porque no se preocupan demasiado de averiguar el estado anímico de la pareja, de cómo de siente en este instante, de lo que le puede agradar o molestaren esa circunstancia concreta en que se encuentra. Movidos exclusivamente por su deseo o incluso por la necesidad emocional del momento, resultan inoportunos para el otro, aun a riesgo de saber que, si no esperan una ocasión mejor , resultarán molestos o el otro no satisfacerá sus demandas, lo hará deficitariamente o, reaccionará del modo opuesto a que desea.
Las personas oportunas, por el contrario, resultan siempre agradables y amables. Además, su preocupación e interés por el otro se suele ver recompensada por un mayor éxito en sus objetivos. Capaces de un mayor control emocional, no dejan que el imperioso deseo de hacer algo o de hablar de algo estropee la relación con el otro, sino que saben esperar la llegada del mejor momento para lo que pretenden o desean.

5.- Cuidar los pequeños detalles


Cuando se convive con una persona, los pequeños detalles terminan siendo muy importantes tanto en lo positivo como en lo negativo. Una pequeñez que resulta desagradable, a costa de verse continuamente repetida a lo largo de los días y días termina resultando insoportable.
Si realmente se quiere al otro, si se le sabe querer, lo natural es procurar evitar estos pequeños detalles que tanto desagradan, que pueden resultar insignificante para el uno pero no para el otro. Detalles que además son unos poderosos enemigos del enamoramiento, ya que a fuerza de repetirse contribuyen a que el otro se vaya desenamorando.
Los detalles positivos tienen el efecto contrario. Un pequeño regalo inesperado, un detalle cariñoso o romántico, comportamientos oportunos e imprevistos de ayuda y colaboración son importantes porque traducen dos cuestiones sustanciales: una actitud persistente de cariño, de buscar la felicidad del otro y, por otra parte, la demostración de que se está pendiente, incluso cuando no lo parece, de lo que la otra persona puede desear o necesitar.

6.-Procurar hacer feliz al otro

La búsqueda inteligente de la felicidad de la pareja es posiblemente la principal esencia del auténtico amor. Hay personas que piensan que no tienen que cambiar en nada, que se les tienen que aceptar como son y que basta con sentir afecto hacia la pareja.
Esta actitud refleja un fondo de profundo egoísmo. Es cierto que hay que procurar aceptar a otro con sus fallos y limitaciones , lo contrario sería querer a alguien diferente o idealizado, pero el amor debe llevar a intentar corregir todos aquellos comportamientos que resultan molestos, que irritan y alejan, que desenamoran. Por eso el amor, así entendido, saca lo mejor de cada cual, hace a las personas más generosas y ennoblece la personalidad.

7.- Ser comprensivos y tolerantes.

La convivencia cotidiana resulta imposible si no existen unas buenas dosis de tolerancia y comprensión mutuas. Sobre todo hay que ser tolerantes en las pequeñas cosas, aceptarlas y no adoptar actitudes hipercríticas por las que de forma cotidiana se está juzgando, criticando o desaprobando todo cuanto hace el otro.
Esto terminaría minando su autoestima. Para evitar eso es normal que, de modo más o menos inconsciente, la persona se defienda mediante la indiferencia hacia todo este de comentarios que se terminan suprimiendo de la mente indiscriminadamente, con lo que se hace un caso omiso de todos, o bien tomando una actitud distante y hostil. La tolerancia con las pequeña cosas es lo que hace que el otro preste atención a las cuestiones que verdaderamente tienen importancia.
Para que el amor se mantenga y crezca cada vez más también resulta muy importante que exista una buena comprensión mutua. Ésta va implícita en la empatía. Comprender al otro significa entender lo que desea y siente, y el porqué de sus emociones y comportamientos. Comprender algo no significa necesariamente aceptarlo o darlo por bueno. Se puede mostrar desacuerdo, pero antes es preciso que el otro se sienta comprendido, que esté convencido de que nos hemos dado cuenta de lo que le ocurre. Sólo así valorará a la opinión que pueda dársele.

8.- Evitar injerencias de otras personas.

El amor es cosa de dos. Requiere intimidad y la sensación objetiva de que las líneas directrices de la vida en común están diseñadas exclusivamente por los dos miembros de la pareja.
Cuando terceras personas, como un familiar o un amigo, se inmiscuyen excesivamente en la intimidad de la pareja o en sus decisiones, aunque sea con la mejor intención, esta corre un grave peligro. Disminuye la mutua compenetración y uno de los dos al menos, se siente suplantado o desplazado. Por eso resulta tan importante evitar toda ingerencia exterior.
Esto no significa que no se pueda solicitar la opinión de personas próximas o que éstas no puedan ayudar y colaborar en algunos aspectos, ni que la pareja deba cerrarse excesivamente sobre si misma , aislándose de sus respectivas familias o de sus amistades. Simplemente se trata de delimitar el campo de lo que concierne exclusivamente a la pareja.

9.- Aumentar los niveles de confianza

La confianza es uno de los pilares básicos sobre los que se tiene que asentar el amor de pareja. La confianza en todo tipo de relaciones humanas es algo que se va adquiriendo, que va aumentando con el tiempo en función de los sucesivos comportamientos que los otros van demostrando, a través de los cuales se van haciendo más o menos "dignos de confianza", apareciendo en la relación con ellos un clima de progresiva seguridad.
En la relación de pareja sucede algo similar pero sujeto a dos variaciones importantes. Por un lado, el amor tiende a confiar de forma que , puede ser excesiva o ingenua. Esto se debe fundamentalmente a la idealización del otro que acompaña al enamoramiento y a que uno mismo se ve incapaz de realizar una traición, con lo que supone que esta situación será recíproca, aunque no siempre sea así. Por otro lado, el enamoramiento puede hacer que las personas se vuelven posesivas y celosas, lo que constituye un obstáculo para el desarrollo de la confianza. Si el enamoramiento es intenso, una cierta dosis de celos es casi inevitable. Pero con los celos sucede como con la sal, que una pequeña cantidad puede aumentar el sabor de la comida pero el exceso la arruina.
Los celos, por poco excesivos que sean, desunen y alejan debido a la desconfianza que implican. Además, si la confianza que nos demuestra una persona induce a confiar en ella , la desconfianza provoca a su vez desconfianza, y no sólo desconfianza, sino también alejamiento y rechazo, por eso algunas veces puede terminar provocando la infidelidad temida.

10.- Evitar discusiones innecesarias.

En ocasiones es necesario discutir decisiones comunes o puntos de vista, pero esto se debe procurar hacer cuidado las formas, intentando que se produzca no una sensación de enfrentamiento sino de aportación de opiniones para lograr la mejor conclusión común. No obstante las discusiones pueden ir acompañadas de cierto nivel de tensión y tienden más a desunir que a unir a la pareja, aunque esto depende en buena medida del modo en que se suelan llevar a cabo.
Es preferible evitar toda discusión que no sea verdaderamente necesaria y, sobre todo, aquellas que se desarrollan dentro de un clima de rivalidad en el que uno parece pretender llevar siempre razón, quedar por encima del otro, derrotarle. Estas actitudes son siempre muy nocivas, alejan afectivamente e incluso pueden ocasionar agresividad o rencor.

11.- Desrrollar la alegría y el sentido del humor

La auténtica alegría se contagia y enamora, ya que favorece un clima distendido, amable y agradable. La alegría, cuando constituye una característica estable de la personalidad, suele proceder más de un substrato psíquico de sosiego y satisfacción interior que de las circunstancias externas.
El desarrollo de la alegría se puede facilitar con un cambio de actitud en un momento dado. Además es frecuente que, cuando alguien se propone alegrar a otra persona, se termine alegrando él mismo. El cambio de tono , los argumentos y el clima de conversación que crea le terminan influyendo a él.
El sentido del humor es también importante. Sirve para quebrar el dramatismo con que se abordan muchos problemas y el aire de tragedia que se le pueden dar a muchas situaciones. Muchas tensiones se alivian inmediatamente cuando se abordan con cierto sentido del humor, que siempre incluye reírse de uno mismo.


12.- Fomentar la colaboración y evitar la competitividad.

La competitividad, tan característica tan características de la sociedad de nuestros días, puede extenderse al mundo íntimo de la pareja con efectos devastadores.La relación de pareja necesita un clima de mutua colaboración en el que las dificultades y los objetivos , los éxitos y los fracasos del otro se vivan como propios. Por tanto, no se compite con él en nada - porque no hay nada que demostrar-, sino que se preocupa ayudarle en todo lo que sea posible.
Si, por el contrario, se establece un clima competitivo de rivalidad en el que se lucha por demostrar que se es más inteligente, más hábil en cualquier aspecto o se que se tiene más éxito profesional y social, dentro de esta peculiar carrera competitiva los éxitos del otro pueden terminar convirtiéndose en fracasos personales. Si cada cual tiene que resolver sus propios problemas
y el otro se despreocupa de lo que le sucede porque cree que no le incumbe directamente, el amor se extingue y desaparece.


13.- Evitar las comparaciones.

Las comparaciones no sólo son nocivas para el amor sino que son absurdas. Comparar a dos seres humanos viene a ser imposible desde un punto de vista global. Se les puede comparar en un aspecto determinado, pero siendo infinidad de facetas las que constituyen las características de personalidad y sus circunstancias personales, compararlas una a una para después hacer un juicio de valor resultaría en la práctica imposible.
Sin embargo es frecuente que se haga una comparación respecto de una, dos o tres facetas determinadas y que, después, se haga un juicio de valor global. En estos casos se está juzgando la parte por el todo, se está llegando a la conclusión de que una persona es mejor o peor que otra atendiendo solamente a unas pocas características que en absoluto reflejan la realidad. Además, cuando se establecen comparaciones, se suelen referir a los aspectos más deficitarios de una persona o a los que más se echan en falta..
Las comparaciones, además de conducir fácilmente a conclusiones erróneas e injustas, resultan muy irritantes y desagradables para el otro, tanto cuando se le compara con la propia pareja, con otra persona que se puede tomar eventualmente como modelo, o con él mismo referido a épocas pasadas. Proceden de la insatisfacción y del desamor y suelen agravar el mismo.

14.- Crear un clima de complicidad.

La complicidad une y es un síntoma de proximidad. Implica el mutuo apoyo en todo tipo de situaciones, la sensación de que el otro está por encima de toda persona y circunstancia.
Para que se pueda crear un clima de complicidad es necesario compartir todas las cosas importantes , tomar decisiones en común, tener similares objetivos y actitudes ante la vida. Además se necesita tener un elevado grado de empatía y compenetración en la pareja, lo que se va desarrollando, a su vez, a través de las sucesivas situaciones en las que la complicidad se ejercita y se demuestra.

15.- Evitar la monotonía mediante pequeñas novedades.

Cuando una relación de pareja se vuelve monótona y rutinaria se corre el peligro de que pueda ir muriendo la pasión. Suele suceder de un modo lento y progresivo, casi imperceptible. El aburrimiento con el otro, la falta de emociones y alicientes, de sorpresas, pueden conducir a una relación cómoda donde todo es previsible, pero en la que el enamoramiento no se desarrolla. El amor puede sobrevivir, pero difícilmente el enamoramiento.
Resulta necesario crear pequeñas novedades, sorprender de cuando en cuando al otro, hacer que el atractivo no desaparezca porque siempre hay algo nuevo para ir descubriendo en la pareja, avivar el enamoramiento con pequeños detalles afectivos, románticos y diferentes. Lo peor es caer en el aburrimiento y el abandono.

16.- Buscar ratos de intimidad.

El desarrollo del amor necesita frecuentes ratos de intimidad en los que se puede hablar de cosas mas personales y en los que se pueden realizar de un modo libre y espontáneo demostraciones de ternura y afecto.
Los viajes por ejemplo, aunque sean tan cortos como el fin de semana, ofrecen una buena oportunidad para tener ratos de intimidad porque se comporte todo el tiempo de ocio lejos de las preocupaciones cotidianas. Hay más tiempo para hablar, para compartir ratos y situaciones agradables y diferentes, con lo que también sirven para romper la rutina diaria.
Si se tienen hijos, o la pareja convive dentro del domicilio con otras personas, conviene particularmente que sus miembros salgan con frecuencia ellos solos a realizar cualquier actividad de ocio. La presencia de otras personas dificulta la intimidad. Además dentro de la casa siempre hay elementos que terminan dificultando, a veces de un modo imperceptible, la intimidad y la comunicación: la televisión, la radio o el teléfono, por ejemplo, terminan interrumpiendo y a veces frustrando esos momentos íntimos.

17.- Compartir casi todo.

No se puede ser excesivamente individualista en el amor, ni tampoco tomar una actitud de excesiva diferenciación entre lo que es del otro y lo que nos pertenece.
El amor es, esencialmente compartir y, según crece el amor, más aumenta la necesidad de compartir mas cosas con el otro. Aquellos que andan siempre distinguiendo y auto afirmando lo que es "suyo". , con un exagerado sentido exclusivista - y casi siempre egoísta - de la propiedad, ponen un importante obstáculo para que el amor se desarrolle.
El amor es compartir las alegrías , las preocupaciones, las tristezas, es decir los sentimientos, los éxitos y los fracasos, pero también los bienes materiales, los proyectos de vida, los ratos de ocio, las amistades, las ilusiones, la casa, la cama. Compartir, si se sabe compartir de forma adecuada, profunda y sincera, siempre une y aumenta el grado de compenetración de la pareja.

18.- Hacer suficientes demostraciones de afecto.-

Todo el mundo necesita querer y ser querido , y es necesario percibir sensorialmente el cariño. Incluso puede existir la necesidad de expresarlo, de abrazar........y esta necesidad, si queda limitada, produce un sentimiento de frustración afectiva.
El amor se nutre de amor no basta con demostrar con hechos que se quiere a una persona, también es necesario expresarlo de un modo directo y abierto con palabras, con gestos, con una caricia, un beso o un abrazo. A veces una simple mirada puede ser lo más expresivo. El intercambio de estas demostraciones de amor refuerza los sentimientos que las sostienen, y se cierra un círculo vicioso donde amor y enamoramiento crecen y se desarrollan adecuadamente.

19.- Saber perdonar

En cualquier relación humana prolongada hay siempre motivos para el perdón. A veces resulta más fácil perdonar a un hijo, a un padre o a un amigo que a la pareja. Parece casi como si con ella el nivel de exigencia tuviese que ser mayor. Tal vez se deba a que las heridas que afectan el terreno amoroso resultan a veces particularmente dolorosas, y de ahí el rencor que pueden ocasionar.
El rencor es tremendamente destructivo para el que lo siente y, cuando no es sustituido por el perdón, el amor va desapareciendo y la relación se deteriora progresivamente. Toda forma de amor implica algo de sufrimiento. El padre que quiere a sus hijos sufre simplemente cuando éstos están enfermos o se encuentran en una situación apurada. Se siente dolor con la muerte de un animal doméstico al que se aprecia. Y, si toda forma de amor prolongada va invariablemente acompañada de momentos dolorosos, no ocurre menos con la relación de la pareja.
No hay que olvidar, por tanto, que amar también será sufrir y hay que contar con ello. Asimismo hay que contar con que siempre habrá algo, a lo largo de la convivencia cotidiana, que resulte ofensivo y doloroso. Solamente el perdón puede ayudar a superar verdaderamente este obstáculo. A pesar de todo, el amor vale siempre la pena, ya que, tal como decía Marañón, "amar y sufrir es, a la larga, la única forma de vivir con plenitud y dignidad.

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